ARTESANIA
BOLIVIANA
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En Bolivia existe mucha artesanía y de varias
calidades, personas que son pobres y que han encontrado en la venta de
artesanía un medio para salir adelante. Los grupos pequeños de artesanos
trabajan de manera aislada, no pagan impuestos, ni reciben mucha capacitación,
ellos venden sus productos a grandes tiendas turísticas que llegan a triplicar
el precio de los productos.
La artesanía en cualquier parte del mundo es una
expresión cultural de un país, aquellos que aprecian el trabajo manual y
personalizado, en vez de los productos masivos. Cuando el turista extranjero
llega a Bolivia, puede encontrar una variedad de artículos artesanales a precio
justo: artículos de decoración, accesorios de vestir, ropa, etc.,
confeccionados por sociedades de artesanos, compuestas generalmente por
familias enteras, quienes encontraron en el desarrollo de este arte una forma de
ingreso, es así que miles de grupos familiares bolivianos se sustentan día a
día con el trabajo artesanal.
La artesanía en Bolivia es la representación
de una cultura que lleva a una ciudad y acaba mostrando a un país entero, las
artesanías que se producen en toda Bolivia son hechas a mano con esmero y
dedicación, cada artesano representa sus orígenes es decir lo que es en su
trabajo.
En toda Bolivia existen distintos
tipos de artesanías desde las más sencillas hasta las más complejas esto
depende al tipo de elaboración que posean pero cada una es distinta no por el
tipo de artesano si no la marca que deja en ella es decir su propia huella la
esencia de su trabajo.
La artesanía boliviana, es una expresión rica gracias
a la variedad de culturas existentes en el país. En el altiplano, la música es
melancólica, como si hablara de tristezas pero con una carga tradicional
enorme; mientras que en el valle y el oriente del país, los ritmos son
alegres y expresivos. De igual manera, estas características se hacen visibles
en sus pobladores, la gente andina es menos expresiva que la gente oriental,
aunque consigo llevan la carga cultural innegable de cualquier boliviano: su
riqueza tradicional, aún latente, a pesar del paso de los años y de las
influencias extranjeras a las que está expuesta.
Asimismo, mientras que las regiones vallunas y del
oriente del país se caracterizan por su clima cálido, en la región del
altiplano, el frío es el compañero que no falta, por esto es que los modelos y
los textiles para la confección de ropa en esta parte del país fueron pensados
para combatir las bajas temperaturas; una de las prendas más conocidas por
cumplir esta labor, es el poncho; de
origen prehispánico, apareció con el nombre de “unku”, sin mayor explicación es
un pedazo de tela con una abertura en la mitad, para meter por ahí la cabeza;
el resultado es una cálida sensación de bienestar, ya que cubre la mayor parte
del cuerpo, según el modelo.
Otro elemento explotado fuertemente en la confección
de piezas artesanales es el aguayo,
un textil típicamente andino, de origen precolombino y con una enorme carga
cultural. Cada uno de estos textiles tiene una historia que contar: el
entramado del tejido, los colores, los hilos, las figuras en él, son
personajes, vivencias de las comunidades y/o de sus tejedores.
AGUAYO TRADICIONAL TEJIDO ANDINO
Los aguayos son prendas indígenas confeccionadas
principalmente de lana de alpaca y llama, teñidos en los mas variados colores
con productos naturales, son muy cotizadas por su gran durabilidad y calor que
proporcionan en los fríos inviernos altiplánicos. Es el textil andino de uso
más frecuente, tejida por la mujer indígena aymara o quechua,
el aguayo tradicional es un tejido, hecho a mano,
utilizado por las mujeres del altiplano de Bolivia y Perú. Se lo puede hacer a
base de lana de llama, oveja o de alpaca y se lo tiñe con tintes naturales.

Los aguayos tienen una estructura que siempre es la
misma, se compone de dos partes tejidas independientemente que se unen mediante
el siray. La tukuchisqa es la franja a rayas donde termina el tejido, todo
textil originario hecho a mano tiene la tukuchisqa.
Todo aguayo tiene tres grandes unidades espaciales:
1. El siray salta es el conjunto central que compone una área sin diseño
y otra con diseño.
2. La mama o pampa son los espacios de color homogéneo.
3. El tipay son los diseños inferior y superior con líneas de colores y
diseños.
Hoy en día existe el nombre de tejido de aguayo
industrial, teñido con productos químicos. Estos últimos son menos resistentes
y más caros.

s El tejido de Jalq’a es considerado el más bello de
Bolivia. Se caracteriza por la predominancia de figuras y por una ausencia casi
total de formas simétricas. En colores oscuros y sin contrastes, los artesanos
representan animales salvajes: los khurus. Estos tejidos nos dan una visión
caótica del un universo (continuo, sin ejes, sin iluminación y difícil de
percibir).
s Los textiles de Calcha (los más representativos): son piezas donde
predomina el negro, con detalles de « pallai » casi blancos, y con franjas
rojas, verdes, lilas y amarillas.
s El textil de Amarate: Se caracteriza por la predominancia
del rojo con blanco y por la ausencia de representaciones animales, con algunas
excepciones.
El tejido se puede confeccionar de tres formas:
v
El
tejido vertical: los hilos son extendidos verticalmente en relación al
sol.
v
El
tejido horizontal: oblicuo o rústico: es la
técnica más simple, donde los hilos deben extenderse sobre una barra en
relación al sol.

v
El
telar de cintura: la parte superior del telar está
sujeta a un punto fijo y la parte inferior a la cintura de la tejedora, a fin
de controlar la tensión del tejido.
A causa de la falta de interés en estas técnicas y en
los diseños tradicionales, más costosos en tiempo y en saberes, estos tejidos
tendieron a desaparecer. Pero, hoy en día existen muchos proyectos que permiten
establecer un equilibrio entre el comercio y el arte. En favor de un comercio
justo y sostenible.
Es gratificante observar que los artesanos bolivianos
se esfuerzan por ofrecer al mercado productos de altísima calidad.
En fin, cuando visite Bolivia, trate de recorrer sus
nueve departamentos, cada uno de ellos tiene un matiz diferente, llévese lo
mejor de esta tierra, no sólo con sus suvenires, vuélvase un apasionado
apreciador de esta vasta y rica cultura.
LA CERAMICA EN HUAYCULI

Sus vasijas, platos, vasos,
adornos y otros artículos se venden en mercados de la ciudad y en los puestos
de la avenida 6 de Agosto, que son constantemente combatidos por la
Intendencia.
También se venden en otras
regiones como Santa Cruz y La Paz y se han comenzado a exportar a Brasil y
Perú. La alfarería está más viva que
nunca en Huayculi, la tierra donde perdura la cerámica rústica junto con la
arcilla más sofisticada. Todos los habitantes de esa localidad que tienen un
lazo de por vida con las canteras de greda que hay en el lugar, que presumen de
tener la mejor tierra para moldear.
El barro toma una infinidad
de formas. Pero, las vasijas de color tierra son las preferidas por propios y
extraños. Los recipientes que tienen su origen en los depósitos de greda de
Huayculi, San Pedro (norte Potosí) y Carcaje son fruto de un proceso
rudimentario que involucra a los niños y a los alfareros más experimentados.
En cada rincón hay un
testimonio de cómo el barro está enraizado en la vida del pueblo. Basta dar un
paso para encontrar residuos de cerámicas, hornos de barro decorados con
máscaras y con mirar a los tejados para encontrar las primeras vasijas que moldeó
cada familia, como amuletos de la buena fortuna y muestra del talento de los
alfareros.

Las cerámicas en miniatura
hecha de barro, réplicas de utensilios y animal, son elaboradas en moldes.
Las casas sobrepuestas sobre
las tinajas y con detalles de la flora nativa, son una de las innovaciones de
la cerámica. Los utensilios de barro con esmaltes, elaborados en Huayculi.
De hecho, Huayculi debe su
nombre a la existencia de yacimientos de greda en el lugar. Su traducción del
quechua es: “La tierra de la arcilla”.